Considerado un superalimento, debido a sus innumerables beneficios para la salud, comprobados por medio de diversos estudios científicos realizados en todo el mundo, el brócoli posee componentes fitoquímicos, con propiedades antioxidantes y anticancerígenas, que ayudan a prevenir diversas enfermedades graves que atacan a la población.
Rico en proteínas, calcio, magnesio, manganeso, selenio, hierro, zinc, ácido fólico, fibras, flavonoides y vitaminas, principalmente A, C y E, esta hortaliza viene siendo estudiada a lo largo de los últimos 20 años y ya presentó resultados efectivos en la reducción del índice de incidencia de varios tipos de cáncer, como el de colon, vejiga, mamas, útero, próstata, pulmones, esófago y laringe, entre las personas que consumen grandes cantidades de la hortaliza.
Esto porque los investigadores constataron que algunas substancias presentes en el brócoli, como el surforafano, ayudan a inhibir la evolución de tumores y el crecimiento de ellos, ampliando la acción de enzimas protectoras en el organismo.
Confiera abajo, la traducción de la noticia publicada sobre la investigación realizada con el brócoli, en el sitio del College of Agricultural, Consumer and Environmental from University Of Illinois At Urbana-Champaign Sciences – http://news.aces.illinois.edu/news/discovery-may-help-scientists-boost-broccolis-cancer-fighting-power
Un poco sobre el estudio
Un estudio realizado en la Universidad de Illinois, Estados Unidos demostró, por primera vez, que el sulforafano – poderoso agente contra el cáncer presente en el brócoli – es liberado de su compuesto original por bacterias que viven en el intestino grueso, siendo entonces absorbido por el organismo.
“Esta descubierta abre la posibilidad de que seamos capaces de aumentar la actividad de esas bacterias en el colon, aumentando el poder que el brócoli tiene en la prevención del cáncer,” dice Elizabeth Jeffery, una de las autoras de la investigación.
“También es reconfortante, porque muchas personas cocinan demás el brócoli, destruyendo sin querer a la enzima vegetal que nos provee el sulforafano. Ahora sabemos que la microbiota de nuestro trato digestivo puede salvar una parte de ese importante agente de prevención del cáncer mismo que eso suceda,” dice ella.
Glucorafanina y sulforafano
Aunque los científicos hayan teorizado desde hace mucho tiempo que la microbiota intestinal podría ejercer ese papel, el proceso nunca había sido verificado directamente y no se sabía cuáles serían los agentes para su realización.
Ahora, Jeffery y sus colegas Michael Miller e Ren-Hau Lai comprobaron la hipótesis. Ellos inyectaron glucorafanina, el compuesto padre del sulforafano, en el intestino inferior de ratones y demostraron que el sulforafano estaba presente en la sangre de la vena mesentérica, que fluye del intestino para el hígado.
“La presencia del sulforafano en cantidades mensurables muestra que está siendo convertido en la parte inferior del intestino y está disponible para absorción por el organismo,” explica Jeffery.
El ciego, la parte inferior del intestino de los ratones en los cuales los científicos inocularon la glucorafanina, abriga bacterias que ayudan a la digestión y al metabolismo, de forma semejante a lo que sucede en el colon humano.
Anticáncer y antiinflamatorio
De acuerdo con Jeffery, el sulforafano es un agente extremamente potente contra el cáncer: “La cantidad que se obtiene de 3 a 5 porciones por semana, que es menos que una rama diaria de brócolis, es lo suficiente para tener un efecto anticáncer. Con muchos de los otros alimentos bioactivos de los cuales se escucha hablar, son necesarias cantidades mucho mayores para obtener un resultado que pueda ser medido.”
El sulforafano también tiene propiedades antiinflamatorias, que son vistas con interés por los científicos por su capacidad de combatir los efectos de muchas enfermedades crónicas que acompañan a la obesidad y al envejecimiento.
Miller sugiere dos formas por las cuales las bacterias en el intestino podrían ser manipuladas para obtener un poder extra del brócoli ingerido.
“Una forma sería la de alimentar a las bacterias deseables con probióticos para incentivar su proliferación. Otra forma sería la utilización de un abordaje combinado, por ejemplo, brócolis con salsa de yogur, que contiene a las bacterias hidrolizadoras, de esa forma aumentando su protección contra el cáncer,” explica la científica.
Cuide de sus bacterias
Si alimentar bacterias no suena particularmente atrayente, la científica destaca que las bacterias no traen siempre malas noticias. “Una de las cosas sobre lo que no pensamos mucho es la enorme cantidad de beneficios que experimentamos cuando una comunidad saludable de bacterias coloniza nuestro intestino grueso,” dice ella.
“Nosotros, los seres humanos, tenemos una relación simbiótica con innúmeros microbios hambrientos, que metabolizan vitaminas y otros componentes bioactivos de los alimentos. Ahora podemos ver otro ejemplo interesante de su actividad, con el papel que desempeñan en la captura del sulforafano del brócoli,” concluye ella.